Pese a que el mar estaba movido y hacía un poco de viento, como buenos lobos de mar de San José, nuestro alumnado remó como fieras (ejem...) contra el oleaje.
Seguro que será una actividad que nuestra chiquillería no olvidará.
Si con todas estas actividades logramos que, cuando crezcan, tengan como afición disfrutar de la naturaleza de su entorno, en lugar de dedicar su tiempo libre a videojuegos, tele u otras cosas, habremos cumplido el objetivo.
Agradezco a las familias que los niños y niñas vinieran perfectamente equipados. Se vistieron y todo ellos solos/as. Así fomentamos su independencia y autonomía. ¡Además, así la seño también disfruta!
Les prometí que, si se portan así de bien, a final de curso bajamos un día a la playa a bañarse y jugar "como locos".
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